Actualizado el 1 octubre, 2025 en Educación, Novedades

Un camino de inclusión y autonomía: El Programa de Accesibilidad Universitaria en la UNPSJB

La Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) consolida su política de inclusión con el Programa Universitario de Accesibilidad (PUA), un dispositivo clave para acompañar las trayectorias académicas de estudiantes con discapacidad, transformando la institución desde una mirada flexible e integral.

El compromiso con la accesibilidad en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) es un proceso que se ha fortalecido a lo largo de los años, buscando asegurar la igualdad de oportunidades para todos sus integrantes. Este esfuerzo institucional se materializa en el Programa Universitario de Accesibilidad (PUA), dependiente de la Secretaría Académica, que articula políticas y prácticas para garantizar una experiencia educativa plena.

Desde una Subcomisión hasta una Política Institucional

La génesis de este programa se remonta al año 2011, aunque su formalización y consolidación han sido progresivas. Sandra Cambareri, Directora de Programas y Proyectos de la Dirección General de Servicios Académicos, explica el proceso evolutivo de esta iniciativa: “En el año 2011, surge lo que era una subcomisión de accesibilidad, la cual dependía de la Comisión de Salud de la Facultad de Ciencias Naturales. Años después, en 2014, la subcomisión se transforma en una comisión abierta a toda la comunidad universitaria: docentes, no docentes, estudiantes con y sin discapacidad. Allí comenzamos a plantear la importancia de generar una mirada inclusiva y el acompañamiento a estudiantes con discapacidad en nuestra universidad.”

La perspectiva de la UNPSJB es clara: la discapacidad no es vista como un problema individual, sino como una perspectiva que involucra a toda la comunidad universitaria. Sandra Cambareri enfatiza este enfoque institucional: “Nosotros no hablamos de la discapacidad como un problema, sino como una perspectiva que requiere el trabajo y el compromiso de toda la comunidad universitaria. Por eso, el trabajo inicial se centró en la visibilización y concientización en todas las sedes de la UNPSJB.”

Un hito fundamental fue el cambio de dependencia a la Secretaría Académica y la posterior sanción de normativa interna. “La Comisión de Accesibilidad Universitaria (CAU) pasa a depender de la Secretaría Académica en 2017,” aclara Cambareri. Este cambio sentó las bases para el marco normativo actual: la Ordenanza 177/19, que definió lineamientos concretos sobre accesibilidad universitaria, física, geográfica y accesibilidad comunicacional y la posterior Resolución 056/21, que crea el Programa Universitario de Accesibilidad (PUA) y aprueba el procedimiento de acompañamiento.

“Sentimos que la normativa nos ordenaba, nos permitía construir este camino, y también involucraba a los estudiantes desde una mayor autonomía y participación en sus procesos formativos. Nos permitió ordenar el acompañamiento para estudiantes y docentes, y que la enseñanza se diera desde una mirada más heterogénea y flexible del currículum.”

Carla Antola y Sandra Cambareri

Acompañamiento y la autodeclaración como punto de partida

El Programa Universitario de Accesibilidad (PUA) trabaja de manera articulada y sistemática, partiendo de la información voluntaria proporcionada por los estudiantes al momento de la preinscripción. Carla Antola, Directora de Orientación Educativa, detalla este proceso y cómo ha evolucionado: “Nuestra universidad pregunta de manera voluntaria en el formulario de preinscripción, desde el año 2013, si la persona está en situación de discapacidad y desea ser acompañada. Las personas lo hacen y nosotros decimos que se autodeclaran en esa condición. A partir de allí, los equipos de orientación contactamos y establecemos entrevistas para conocer más a fondo su situación.”

Antola destaca que la formalización del programa en 2021 legitimó un trabajo que ya se venía realizando: “Con los años se conforma el PUA en 2021 con la Resolución 056, donde esto ya queda formalizado como un circuito institucional y legitimado. Es valioso porque el programa se consolida a partir de una construcción previa, no a la inversa.”

El objetivo central es generar condiciones de equidad y autonomía. Los equipos de orientación trabajan de cerca con los estudiantes, mientras que la Dirección General de Servicios Académicos asesora a docentes y cátedras sobre las adecuaciones pedagógicas necesarias (los ajustes razonables). “Nosotros buscamos generar condiciones de equidad, pero también condiciones de autonomía,” afirma Antola. “Apuntamos a que la persona pueda desarrollarse de manera autónoma, como cualquier estudiante. No en todos los espacios se requiere un ajuste; el estudiante y los equipos docentes van evaluando si lo necesita en determinada cátedra.”

Si bien la resistencia a estas políticas existe en una institución grande y diversa, Antola asegura que el compromiso institucional es firme:

“Siempre hay resistencia, creo que cada vez menos, por supuesto. Pero la apertura de las autoridades y el hecho de que esto sea una política institucional hace que nadie pueda negarse a revisar lo que estamos realizando como institución. Si alguna situación genera resistencia, contamos con el apoyo de las gestiones para trabajar juntos y modificar las cuestiones que son importantes.”

Cada vez más alumnos requieren acompañamiento

Las políticas activas de la UNPSJB han tenido un impacto directo en la matrícula. Carla Antola confirma un incremento significativo en la cantidad de estudiantes que se autodeclaran en situación de discapacidad.  “Hemos notado un incremento importante. Del 2000 al 2011, cuando iniciamos la subcomisión, había 30 personas registradas. Del 2011 al 2020, antes de la pandemia, teníamos registradas 90. Es decir, en 10 años se triplicó la cantidad. Y este último año, hemos tenido 134 personas que se autodeclararon.”

Este aumento, que incluye la consideración de la discapacidad psicosocial —un enfoque promovido por la Red Interuniversitaria de Discapacidad (RID) del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN)—, refleja una mayor confianza en la institución y una menor existencia de prejuicios por parte de los aspirantes. El PUA se consolida, así, como un espacio de referencia permanente y un motor de cambio en la cultura universitaria, demostrando que la diversidad es un valor fundamental para la educación superior.