Un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante busca crear una nómina oficial de profesionales avalados, priorizando la formación técnica y el reconocimiento de la Confederación Argentina de Sordos.
El Concejo Deliberante de Comodoro Rivadavia avanza en el tratamiento de un proyecto de ordenanza para crear un registro municipal de intérpretes de Lengua de Señas Argentina (LSA). La iniciativa busca establecer un listado de profesionales debidamente cualificados para garantizar la accesibilidad de la comunidad sorda en todos los ámbitos públicos de la ciudad.
El pasado lunes 20 de octubre, los concejales se reunieron con Andrea Echeverría, intérprete técnica superior en LSA y quien también ejerce como intérprete para las sesiones del propio Concejo, para delinear los requisitos del registro.
Escasez de intérpretes graduados
Andrea Echeverría explicó que la creación de este registro a nivel municipal complementa el trabajo que ya se está realizando para dar cumplimiento a la Ley Provincial de la Lengua de Señas, que exige un registro similar a nivel provincial.
La profesional, formada en Buenos Aires, destacó la escasez de intérpretes recibidos y con la formación técnica suficiente en la localidad. “En realidad, formados técnicamente somos muy pocos, por lo menos acá en Comodoro Rivadavia,” afirmó Echeverría.
Uno de los puntos clave del proyecto es definir los requisitos fundamentales para la inscripción, siendo la exigencia principal el reconocimiento de la Confederación Argentina de Sordos (CAS).
“Uno, por ejemplo, de los requisitos fundamentales es que esté reconocido por la Confederación Argentina de Sordos, que es la ley suprema. Recibidos y con este aval no somos muchos, en realidad,” enfatizó.

Garantizar la accesibilidad en la administración pública y actos
El objetivo primordial del registro es garantizar la accesibilidad a la comunidad sorda. Echeverría explicó que actualmente es un problema recurrente: “Pasa a diario que por ahí se acerca una persona sorda a realizar algún trámite y al no haber una intérprete, no se le puede garantizar la accesibilidad, por ende, o esa persona no puede realizar el trámite o se le intenta explicar cómo realizar ese trámite y al fin y al cabo no logra concretarlo.”
La ordenanza pretende que cualquier persona sorda que asista a un lugar público, incluyendo salud, policía, educación, el ámbito jurídico y todos los actos públicos, pueda acceder al servicio de interpretación.
La intérprete puso como ejemplo el caso de los actos, especialmente en escuelas, donde “normalmente se interpreta el himno en lengua de señas y no se interpreta todo el acto completo.” El registro busca justamente asegurar la interpretación del acto completo y en todos los ámbitos. “Pensar que la inclusión en algún momento pueda ser real,” señaló Echeverría.
Andrea Echeverría reconoció que la iniciativa es un “gran avance” que también ayudará a “regularizar nuestra profesión.” Al ser una lengua que a menudo se desnaturaliza por su potencial de lucro, el registro busca distinguir a los profesionales con tecnicaturas de aquellos que solo han tomado cursos o talleres de corta duración.
Actualmente, las tecnicaturas en LSA se dictan en otras provincias (como Buenos Aires, Neuquén, Salta o Mendoza). En Comodoro, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco ofrece cursos y talleres de nivel básico, intermedio y avanzado, pero la intérprete aclaró que estos “no te habilita para ser intérprete,” sino solo para conocer y comunicarse con la comunidad sorda.
La LSA como idioma nativo: con estructura propia y cuidado de la identidad
Andrea Echeverría desmitificó la creencia de que la Lengua de Señas es universal. “La lengua no es universal. La lengua de señas es una lengua viva, como lo es el español, y cada país tiene su lengua de señas,” detalló, añadiendo que la LSA tiene regionalismos dentro de Argentina.
“Tenemos que cuidar una lengua que no nos pertenece a nosotros los oyentes, sino que le pertenece a una comunidad que es la comunidad sorda y es la identidad de ellos”. La intérprete explicó que la LSA es una lengua con una estructura totalmente distinta al español, lo que requiere una formación profesional rigurosa.
Finalmente, destacó que el registro no solo exigirá requisitos, sino que también permitirá al inscripto indicar en qué ámbito se quiere desenvolver (salud, jurídico, educativo, etc.), ya que son áreas que demandan conocimiento de vocabulario específico y requieren formación continua.


